RAÍCES, JÓVENES EN DANZA

Inspirada en los cuatro elementos —aire, tierra, fuego y agua— RAÍCES, JÓVENES EN DANZA considera las distintas cualidades y emociones que cada elemento representa para expresarlas a través del movimiento y la danza.

La coreografía refuerza la convergencia de los cuatro elementos, simbolizando la unidad y la interconexión de todas las formas de vida y la naturaleza. Los bailarines sugieren un ecosistema en equilibrio, donde aire, tierra, fuego y agua coexisten armoniosamente, reflejando la esencia como un homenaje a la naturaleza y su diversidad.

RAÍCES, JÓVENES EN DANZA emerge como una respuesta vital a la desconexión creciente entre las comunidades, la naturaleza, y el arte. Creemos firmemente en el poder de la DANZA para mover a las personas no solo físicamente, sino también hacia un compromiso más profundo con el mundo natural, guiando a la sociedad hacia un futuro más sostenible y equitativo.

RAÍCES, JÓVENES EN DANZA se posiciona en la intersección del arte y el activismo CULTURAL Y SOCIAL, proponiendo una experiencia transformadora que no solo deleita estéticamente, sino que también educa y motiva a la acción impulsada por jóvenes bailarines.

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COREOGRAFÍA 1. LA DANZA DE LOS ELEMENTOS, de ALBERTO ESTÉBANEZ.

Celebra y explora la esencia y el dinamismo del aire, la tierra, el fuego y el agua a través de una representación artística invocando las características únicas y complementarias de cada elemento natural.

Sus intérpretes encarnan aire, tierra, fuego y agua, moviéndose en una danza que simboliza el equilibrio y la interdependencia. Más adelante se introduce la figura del ser humano inicialmente en armonía con los elementos. En su final, el contraste entre la devastación causada por el hombre y los intentos desesperados de los elementos por recuperar su equilibrio. La coreografía concluye con una imagen conmovedora de los elementos y la humanidad buscando reconciliarse.

COREOGRAFÍA 2. EL SUSURRO DEL TIEMPO, de JUAN DE TORRES.

Se trata de un dúo que no lo es. Una mujer observa desde el interior de una esfera, una burbuja, a la joven que ha sido. Porque creyó tiempo atrás que las decisiones que ha ido tomando le protegerían de cosas, situaciones y personas. Ahora desde el interior de la burbuja, mirando a la que ha sido, se da cuenta de muchas cosas. No siente, no oye, no huele, no siente el aire rozar su piel, ni tan siquiera recuerda el contacto con otros seres humanos. Observa su versión rejuvenecida, bailando y deambulando, sintiendo, observando y disfrutando… y piensa desde su jaula transparente, si pudiese volver atrás…

Nos presenta una metáfora sobre la especie humana a través de esta mujer encerrada, auto encerrada en una burbuja de PVC. Aunque transparente, es real, es un elemento que lleva al aislamiento, hacia una vida no vivida, sin sentido, y sin los sentidos. Un espacio artificial sin contacto ni interés por su entorno, que al desplazarse va aplastando y arrollando lo que hay en su camino. En estos momentos de gran incertidumbre global, la resiliencia es vital, y es el único camino para la humanidad y el planeta que habitamos.

COREOGRAFÍA 3. CENIZAS, de MARUXA SALAS y ERICK JIMÉNEZ.

La creación CENIZAS parte de la “ceniza” como residuo de lo devastado, lo desértico y la poética de lo que queda, permanece y cómo se transforma. Contemplándose como un resurgir, incorporarlo, continuar, seguir y andar en el camino de la vida, existir… Un estar en el presente de la vida y vivirlo.